#6 ¿Hacia una "internet fantasma"?
Los avances en IA impulsaron el progreso de los bots, que pueblan las redes sociales, navegan, recolectan datos e interactúan cada vez más y mejor. ¿Vamos hacia una web sin humanos?
Pocas cosas me generan más interés que adentrarme en novedades sobre tecnología para pensar qué implicaciones, cambios o transformaciones generan en nuestras vidas; o cómo es que sus usos moldean nuestros comportamientos y formas de “ser en el mundo”.
Por ejemplo, ya es un hecho -comprobado por la ciencia- que el incremento de casos de ansiedad y depresión entre los jóvenes está conectado con el uso intensivo de redes sociales. En el mismo sentido, aunque sin una respuesta firme aún, vale preguntarse ¿qué efectos tiene en la sociedad que el principal acceso a noticias/información sea a través de apps o redes sociales en sus smartphones? ¿cómo afecta esto a la práctica periodística y a la necesidad de acceder a información fiable y verdadera? Incluso, si vamos más allá, existen nuevas preguntas vinculadas al avance en los desarrollos de la IA, que nos empujan hacia el -posible- fin de la navegación en internet o, lo que compartiremos hoy, la chance de ir a una internet sin humanos.
1. Del anonimato al big data
Haciendo un repaso veloz podemos identificar las siguientes etapas en la historia de internet:
Cuando nació, a mediados de los 80’s, la red era principalmente utilizada por académicos, investigadores y entusiastas de la tecnología. Los usuarios podían navegar sin dejar rastro de su identidad ya que se permitían los alias y seudónimos. Era una web donde primaba el anonimato. Asimismo, no existía una infraestructura capaz de recolectar masivamente los datos allí volcados.
Más hacia adelante, a fines del SXX y comienzos del SXXI, internet ya estaba en una porción importante de los hogares y las empresas empezaron a interesarte por estar online (ir a donde estaban sus potenciales clientes). Con la llegada del e-commerce, se avanzó en el desarrollo de cookies para el seguimiento de la actividad del usuario, permitiendo a los sitios web personalizar la experiencia de compra, recordando preferencias y sesiones.
Unos años más tarde, las redes sociales (principalmente Facebook y MySpace) garantizaron el fin de la etapa del anonimato en internet: ahora eran los propios individuos quienes daban sus nombres, edad, datos geográficos y dejaban expuestos sus gustos y preferencias a través de la huella del “like”.
Hacia el 2010, tres años años después del lanzamiento del primer smartphone, -casi- todos tenían uno y, al mismo tiempo, estaban presentes en redes sociales. Esta combinación de uso masivo de smartphones (que permiten la recopilación constante y ubicua de datos) y redes sociales (que recopilan datos personales, intereses, comportamientos, hábitos de uso) permitió a empresas (y a gobiernos) utilizar tecnologías avanzadas de análisis de datos para interpretar grandes volúmenes de información y predecir comportamientos, inaugurando así la etapa de datos masivos y big data.
2. La erosión de lo real
Con el avance en los desarrollos de la IA, se abre paso una nueva era ya que el volumen de contenidos generados por bots crece de forma exponencial, pero sobre todo, crece en calidad. El último año y medio hemos presenciado cambios significativos en ese sentido. Lo central ya no es la escala, que venía creciendo hace años, sino las formas, que se asemejan cada vez más a lo humano y tornan más difícil identificar si cuentas y/o contenidos son reales o no. Vale de muestra lo que Pierrick Chevalier publica acá sobre Gen 3 de Runaway, por ejemplo.
3. La “internet fantasma”
Atrás queda el “Caricias significativas” del que hace unos años nos reímos. Esta nueva etapa genera cambios en el plano de:
Las noticias, donde empresas como Associated Press, Bloomberg, Forbes, BBC o China’s Xinhua han confirmado su uso para la automatización de tareas y la aceleración de la generación de contenidos (otras aún no lo han manifestado abiertamente pero eso no implica que no las usen).
Las redes sociales, cada vez más inundadas de cuentas anónimas, con nombres de fantasía o bien, con aspecto de ser “reales” pero que en realidad son bots con dos funciones principales: generar contenido sobre un par de asuntos o interactuar con cualquier cuenta que mencione “equis” palabras claves. Estos bots son promovidos muchas veces con intenciones políticas, sobre todo en X, para generar contenido e -intentar- intervenir en el debate público. Por ejemplo, si el gobierno de un país imaginario quisiera privatizar el servicio de trenes, podría impulsar un par de centenas de cuentas bots para que publiquen contenido (verídico, no importa tanto si verdadero o falso) en tono crítico hacia el estado del servicio, el cumplimiento de los horarios, el mantenimiento de las formaciones, el porcentaje de cancelaciones, etc. Incluso podrían dialogar entre sí, obteniendo mayores niveles de alcance y visualización
La publicidad y el e-commerce también tienen un volumen creciente de contenido generado 100% por IA. Muchas veces se utilizan bots para la atención al cliente, el servicio post-venta o incluso, para generar -falsos- comentarios positivos sobre un producto en foros o plataformas de compra-venta.
Esto nos trae un tema que también ha mencionado en el envío de su último newsletter en el que cita a Lluis Codina preguntándose “¿qué puede pasar si alguna vez llegamos a la situación de que haya más contenido creado por IAs que por humanos?”.
Una posible respuesta a Codina podríamos encontrarla en la publicación del académico
, quien hace casi un año, adelantó:“Esto nos lleva a una Internet en la que los algoritmos van a acabar alimentándose de sus propios contenidos, entrando en un círculo vicioso del que acabará saliendo una realidad distorsionada y modelada por modelos matemáticos y en la que la humanidad empezará a dejar de estar presente." - Carlos Guadián
Nos encaminamos así a una “internet fantasma”, entendiendo a esta como una red sin humanos, en la que los bots intervienen en la generación de la mayoría de los contenidos, realizando tareas que van desde la indexación de sitios web para motores de búsqueda, hasta la ejecución de transacciones financieras y/o la gestión de noticias y redes sociales. En este ecosistema digital, los bots navegan, interactúan y recopilan datos de manera autónoma, creando una especie de internet paralela que habrá que ver si coexiste o se devora a la que nosotros hoy conocemos.
4. Extras
Todas las semanas comparto webs y herramientas útiles y/o divertidas. Últimamente estuve probando algunos GPTs y la verdad que son fascinantes. Explico: hace algún tiempo OpenAI permite que las personas que se suscriben a la versión premium, puedan modelar y personalizar el chatbot según sus necesidades y preferencias. Esto llevó a que existan un sinnúmero de GPTs específicos. Lo bueno es que hay herramientas orientadas a un fin concreto muy bien logradas. Lo malo es que no existe filtro de calidad de las mismas y uno puede probar cosas que no funcionan correctamente o, peor aún, que poseen requisitos dudosos en cuanto a seguridad de los datos que uno brinda al utilizarlas. Por eso, nombraré solo algunas de las que pude probar, funcionaron ok y no tuve ningún problema.
Veed: te permite generar videos. Te hace algunas consultas para encuadrar el tema, el objetivo, el formato, etc. y elabora piezas audiovisuales de buena calidad.
Scholar GPT: te brinda resultados actualizados de literatura científica de toda área y/o rama. “Accede a más de 200 millones de recursos y habilidades críticas de lectura integrada”. Dialoga con contenido de Google Scholar, PubMed, JSTOR, Arxiv. Le preguntás sobre un asunto específico y te comparte los títulos y enlaces de artículos y publicaciones científicas sobre el tema y, además, te genera un breve resumen del contenido de los mismos.
Excel GPT: es un asistente para trabajar con la planilla de cálculo más utilizada en el mundo. La herramienta permite crear, corregir o sugerir fórmulas; analizar datos estadísticos; crear tablas dinámicas; generar gráficos, mejorar su apariencia; filtrar y clasificar datos; escribir y depurar macros en VBA e, incluso, generar reportes a partir de los datos de un archivo.
Cualquiera pueden conocer y utilizar estos desarrollos. No hace falta pagar. Basta con tener una cuenta en ChatGPT, iniciar sesión y zambullirse en el botón “Explorar GPT” que se encuentra en el menú del vértice superior izquierdo.
5. Conversación continua
¡Hola! soy Martín Sosa, periodista y consultor en comunicación argentino. Tengo 36 años y 10 de experiencia en comunicación política, institucional y digital. Desde hace algún tiempo que vengo pensando en crear un espacio en el cual pueda compartir noticias y análisis en torno a la coyuntura de la comunicación, la tecnología, la cultura y la política y creo que llegó el momento.
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Muy interesante tu reflexión sobre la "internet fantasma", una posibilidad que está ahí
Parece que si